Verano 2.012. Bretaña y una escapada a Normandía



Verano 2.012

Bretaña y una escapada a Normandía

El viaje de verano de este año, se vio sustancialmente modificado como consecuencia de la caída que sufrí participando en la Quebrantahuesos.
Efectivamente, al tener que retrasar nuestra salida, ya no pudimos viajar como teníamos previsto,  con Juani y Jesús. Así que, teniendo en cuenta que la recuperación de la caída todavía no era plena, planifiqué un viaje que resultara cómodo en principio,  y  que no exigiera grandes esfuerzos en lo que a la conducción se refiere.
Teníamos verdadero interés en viajar por Bretaña, región de Francia que no conocíamos. El viaje, con la salvedad de echar de menos a nuestros amigos, ha colmado ampliamente todas nuestras expectativas.
Si tuviéramos que destacar algunas de las ciudades y lugares que hemos visitado,   habría que señalar; la ciudad de Nantes, los alineamientos megalíticos de Carnac, las casas entramadas en los alrededores de las catedrales de Vannes y Quimper, la Ciudadela de Concarneau, la bellísima Punta del Raz, las playas de Tregastel en la Costa de Granito Rosa, el casco viejo de la preciosa ciudad de Dinan, el paseo sobre las murallas de Saint Maló, ....


Días 22 al 29 de julio
Dos Hermanas (Sevilla) a Nantes

Nuestra ruta por Bretaña, se iniciaría en Nantes y la aproximación hasta allí, la haríamos aprovechando para hacer una visita rápida a nuestros amigos asturianos y para que Pilar tomara un primer contacto con el País Vasco, tierra que apenas conocía.
Con la ilusión con que siempre iniciamos nuestros viajes en Ac, salimos de casa hacia mediodía, para tomar una vez más la autovía Ruta de la Plata. Pilar conduce algunos ratos y tras dos o tres paradas, llegamos a nuestro destino para esta noche; el camping Olimpia, N 41º03.462´, W 5º32.823´.  El camping, a escasos quinientos mts. de la autovía, ofrece unas más que aceptables instalaciones,  con una magnífica relación calidad/precio y nos resultó muy útil para pernoctar.
No son todavía las ocho de la mañana, cuando ya estamos en marcha en dirección a Asturias. Nuestro destino para hoy será Arenal de Morís, un camping cerca de la casa que nuestros amigos Paco y Ana tienen en Carabias. Con ellos y con los entrañables Maricarmen y Chema, hemos quedado hoy para comer.
La ruta, por la autovía de Castilla primero y después por la del Cantábrico, resulta tranquila y placentera. Pilar se va familiarizando con  la conducción y yo me relajo comprobando lo agradable que puede  ser viajar en el asiento del copiloto.  Llegamos a nuestro destino a buena hora para comer,  y tras el reencuentro siempre agradable, con nuestros amigos, nos vamos a Lastres a dar cuenta de alguno de los excelentes pescados que integran los menús de sus restaurantes.
Lastres desde el mirador
 

Larga sobremesa en casa de Paco y Ana. Desde que conocimos a  nuestros amigos, hace ya treinta años, hemos disfrutado de su hospitalidad en esta casa, situada entre el mar y los Picos de Europa. En alguna ocasión, aquí iniciamos alguna memorable jornada de ciclismo, subiendo el Fito para llegar a Arriondas y desde allí a Cangas de Onís, Covadonga y los míticos  Lagos.
Se va haciendo tarde y es hora ya de las despedidas. Con Paco y Ana quedamos en vernos en otoño para hacer una escapada por la Subbética, y en particular para hacer por fin nuestra demorada visita a Priego de Córdoba y su bellísimo barroco. A Chema y Maricarmen, autocaravanistas como nosotros, les hemos propuesto un viaje para Semana Santa a Marruecos; si el proyecto llega a feliz término, la próxima primavera, seremos testigos de un atardecer en el desierto.
Arenal de Moris


Camino de Bilbao, parada en Santillana del Mar para visitar el museo y la réplica de la cueva de Altamira; una mirada al paleolítico que resulta muy, muy interesante. De vuelta a la auto, la desagradable sorpresa de encontrarnos la batera agotada por  haber dejado las luces encendidas. La solidaridad entre autocaravanistas me ayuda a resolver el problema y reemprendemos nuestra ruta.

El área de autocaravanas de Bilbao, situada en el monte Kobetas,  N 43º 15' 34,4'' / W 2º 57' 50'', ofrece al atardecer una esplendida vista de la ciudad.
Bilbao desde el área


Situada en terrazas, el área, con vigilancia las 24 h.,  está dotada de  unas magníficas parcelas con conexión eléctrica y la posibilidad de reponer agua y vaciar grises y water químico. Un único pero; su precio, quizás algo caro los 15€ por noche, aunque considerando lo que ofrece a nosotros nos resultó más que satisfactoria y siempre que volvamos a Bilbao, la usaremos.

Ha sido una noche muy tranquila y por la mañana, apenas tomamos un café que nos ayude a despertarnos, y enseguida nos dirigimos a la parada del bus nº 58 que nos llevará al centro de Bilbao.

Bajamos del autobús junto al Casco Viejo, muy cerca del mercado de la Ribera y en una pequeña cafetería con decoración años veinte, tomamos un buen desayuno.

El Casco Viejo de Bilbao que Pilar no conocía y que yo recorrí en alguna ocasión,  acompañado de entrañables amigos y compañeros,  hace ya más de cuarenta años, mantiene su singular atractivo.  Paseamos sin rumbo fijo por sus calles;  nos resguardamos de la llovizna en los soportales de la Ribera y aprovechamos para entrar en  el mercado, visitamos la iglesia de San Antón y el convento de la Encarnación, y ya casi a mediodía, unas fotografías delante del teatro Aguinaga antes de reponer fuerzas con los pinchos que se degustan en cualquiera de sus siete calles.


Teatro Aguinaga
La tarde la dedicamos a visitar el Guggenheim,  con especial atención a la  exposición temporal del paisajista británico David Hockney cuya obra nos resulta muy sugerente.


Puppy, icono del museo


Anochece ya cuando tomamos el bus de vuelta y en el área, charla con un joven matrimonio de Morón de la Frontera, María José y Cele con los que compartimos una agradable cena acompañados de su preciosa hija.
Salimos de Bilbao con destino San Sebastián. A Pilar le  ha encantado la ciudad, y  a mi también claro, de manera que tenemos el firme propósito de volver con algo más de tiempo,  para dedicarle una visita más detenida. Para los autocaravanistas, tiene la ventaja añadida de una magnífica área, espléndidamente dotada y muy bien comunicada con el centro. 
Por referencia de otros compañeros sabíamos que en el área de San Sebastian N 43º 18' 28'', W 2º 0' 51'', si queriamos tener sitio, había que llegar temprano; efectivamente, cuando llegamos, poco despues de las diez de la mañana, apenas quedan 4 0 5 parcelas libres.
 

Área de San Sebastian
En la máquina instalada al efecto, obtenemos previo pago de 3,95€ el tiket que nos permite estacionar durante 24 horas, y enseguida vamos al bus que nos lleva al centro de la ciudad.  En la parada, una amable sra. nos explica las distintas opciones de lineas posibles, nosotros optamos por la nº 33.

Sólo vamos a estar un  día en San Sebastian y nuestro propósito es deambular por la ciudad sin rumbo fijo. Paseamos por el Casco Viejo y a la hora de comer nos damos un homenaje,  como está mandado en estas tierras. Paseo por el puerto, por la Concha; café en una terraza del bellísimo paseo marítimo y al anochecer, habiendo pasado un día de calor que en nada envidia a nuestra querida Sevilla, volvemos al área en el bus nº 5.


San Sebastian


Salimos de San Sebastian con la intención de volver pronto, y nos dirigimos a Francia. En este viaje hemos decidido que omitiremos pasar por Burdeos y cruzaremos el estuario de la Gironde, allí donde se encuentran los ríos Dordoña y Garona, en ferrys. Subimos por la A10 hasta el cruce con la autovía de Arcachón; desde aquí tomamos la D5, luego un pequeño tramo de la D6 a la altura de Lacanau, para enseguida circular ya paralelo y muy cerca de la costa, por la D3 y la D101, hasta nuestro destino; el camping Sandaya en L´Amelie sur Mer. Hemos decidido pasar un par de días en la playa y para ello elegimos este camping. A la postre resultó una no muy buena decisión; el camping masificado y con parcelas pequeñas en calles estrechas, además hay que tener especial cuidado con la arena,  porque no es infrecuente que se  atasquen las autocaravanas. A nosotros nos ocurrió. El lugar sin  embargo, si merece la pena y desde luego pasamos dos días agradables paseando por sus preciosas playas.




L´Amelie sur Mer
Tras resolver el atasco de la AC en la arena de la parcela, con la inestimable ayuda de Manuel, un empleado portugués del camping que fue con nosotros extremadamente amable, ponemos rumbo a Pointe de Grave para tomar el ferry que nos llevará a Royan, al otro lado de la Gironde. La corta travesía, dura apenas 20´, resulta agradable y los 46€ que cuesta el barco, creo que merece la pena.
Salimos de Royan y circulamos muy cómodamente por  carreteras departamentales en dirección a Rochefort y despues  hacia la bellisima ciudad de La Rochelle, ciudad que ya conociamos. Muy a nuestro pesar, en esta ocasión no nos detenemos a pasear por sus calles  y seguimos rumbo a Nantes.
Transitar por carreteras convencionales, hace que nuestro viaje no sea tan rápido, pero a cambio, nos permite disfrutar de fantásticos parajes por  estas tierras costeras. Va siendo ya la hora de comer y Pilar está atenta a no dejar pasar algún sitio tranquilo y agradable donde podamos estacionar la autocaravana.
A la Salida de Marans, pueblo situado sobre la N137, y  despues de cruzar un puente, la presencia de una decena de autocaravanas  en una bonita arboleda a la orilla de un río, resulta una tentadora invitación a quedarnos N46º18.915´, W0º59.679´.
Llegamos a Nantes cuando aún no ha anochecido,  y bajo un fuerte aguacero nos dirigimos al camping Petit Porte N47º14.604´, W1º33.622´. La chica que nos atiende en recepción habla español y nos proporciona abundante documentación turistica, no sólo sobre la ciudad, sino también sobre Bretaña. Aprovecho para recoger unos folletos, "El Loira a veló" que espero me sirvan en el futuro.
El camping resulta magnífico, sin duda uno de los mejores de los que hemos estado a lo largo de una dilatada vida campista, sobre todo en nuestra época de tienda y posteriormente, de  caravana.
Camping Petit Porte, Nantes


Día  30 de julio
Nantes

Hasta hoy, nuestra ruta  ha sido una aproximación al inicio del verdadero objetivo de este viaje:  conocer la Bretaña. Iniciamos el contacto con estas tierras  legendarias, visitando su capital; Nantes.
Despues de un excelente descanso, ¡hay que ver lo bien que se duerme en la autocaravana escuchando el repiqueteo de la lluvia sobre el exterior!, nos levantamos temprano.  Enseguida nos dirigimos a la parada del tranvía, a escasos 200 mts. del camping, donde el nº 2 nos llevará al centro de la ciudad.
Debidamente pertrechados con la Guia Verde de Michelin, paseamos por el casco histórico tomandole el pulso a la ciudad.
Aunque no deja de caer una fina luvia, la mañana está agradable para pasear. Como siempre hacemos, nos dirigimos a una oficina de turismo donde Elisa, una amable y eficiente chica que habla un magnífico español, nos facilita una amplia información y nos proporciona, además documentación útil para nuestro propósito de viajar por Bretaña en autocaravana.
Bouffay, el barrio medieval que en otro tiempo fué el corazón de la ciudad, es sin duda una buena opción para iniciar la visita a la ciudad.
El castillo de los duques Bretaña, uno de esos castillos del Loira mitad palacio, mitad fortaleza, nos impresiona con sus solidas murallas. El patio, al que asoman unas preciosas balconeras, se vé adornado por
el pozo, cuya  estructura de hierro forjado se asemeja a la corona ducal.


Pozo en el patio del castillo
En la catedral, llama nuestra atención, las estilizadas molduras de los pilares que suben hasta la bóveda y que iluminados por bellas vidrieras,  forman un conjunto armónico de formas y colores.


Interior de la Catedral
El pasaje Pommeraye, galeria comercial del s.XIX, presidida por una impresionante escalinata, la plaza del Pilori que alberga en su seno una picota del s.XVI, las calles jalonadas de casas entramadas, son testigos de nuestros pasos en esta inolvidable mañana.



Paraje Pommeraye
Antes de comer, subimos al trenecito que hace una visita turística por la ciudad y coincidimos con una joven familia de Ronda que se estrenan en esta maravoillosa forma de viajar.
Comida rápida y nuevamente a "patear" la ciudad. Dedicamos estas primeras horas de la tarde a visitar la Iasla de las Máquinas.  Cruzamos el Loira y nos adentramos entre las naves que, un día fueron astilleros, y que ahora son objeto de una importante actuación urbanística.



El Loira
Tiovivo en la Isla de las Máquinas
Tiovivos que recrean animales marinos. Interesantes estructuras con las que el artista ha querido transmitir hacia el futuro, lo que en otro tiempo fueron instalaciones industriales,  testigo de alegrias y tristezas para miles de trabajadores. Enormes gruas rescatadas de su función original para  convertirse en monumentos históricos . En fin,  una imprescindible visita que nos acerca al Nantes actual.


Trentemoult
Volvemos a cruzar el río para subir a un pequeño barco que hace el trayecto entre la ciudad y Trentemoult; paseamos por este pintoresco barrio, en otro tiempo de pescadores, y ya casi de noche vamos hasta el Memorial de la Abolición de la Esclavitud donde se pone de manifiesto la inmensa tragedia que, para miles de seres humanos, supuso esta execrable lacra.
Volvemos al camping, otra vez en el tranvía nº 2, y charlamos un buen rato con un matrimonio de San Sebastian, a los que invitamos a compratir un café de sobremesa y con los que intercambiamos multiples expreiencias de viajes.


Día  31 de julio
Nantes-Josselin-Vannes-Carnac

El día amanece algo mejor que ayer, parece que la lluvia nos dará hoy una tregua y salimos de Nantes para dirigirnos a nuestro próximo destino; Josselin, donde visitaremos su apreciado castillo.
Circulamos por la N165/E60, hasta enlazar con la red de carreteras departamentales; D139, D1 y D5 que nos llevaran hasta la N24 por la que llegamos a Josselin. 
El área de autocaravanas N 47º57.080´, W2º32.694´ está inmejorablemente situada para visitar la ciudad.


Castillo de Josselin
Paseamos por sus calles y por la orilla del río Oust, mientras hacemos tiempo para visitar el castillo.
La visita al interior del castillo, previo pago de 8€ por persona,  no nos resultó especialmente interesante. Sin embargo,  un paseo por los extraordinariamente bien cuidados jardines exteriores,  mientras se contempla la formidable fachada de granito de esta fortaleza-palacio, si  fué muy agradable.
Compramos pan recien hecho y despues de comer en la Ac, salimos hacia Vannes;  otra vez por la N24, ahora en sentido contrario, hasta enlazar con la N166 que tras poco más de 60 kmts., nos llevará a nuestro próximo destino.
Al llegar a Vannes nos ocurre un pequeño contratiempo de esos que a veces nos suceden a los autocaravanistas; el centrico parking que hemos previsto tiene a la entrada una infranqueable barrera. Salimos del centro y en una zona aledaña al  puerto  vemos algunas autocaravanas estacionadas, nos sumamos nosotros también y, aunque no es exactamente un parking, a nosotros nos sirvió para visitar la ciudad. N 47º38.805´, W 2º45.429´.
Paseamos hacia el puerto y desde allí bordeando las murallas, al casco histórico. Vannes es una preciosa ciudad de poco más de 50.000 habitantes, que luce especialmente esta magnífica tarde de verano.


Puerto de Vannes
Jardines desde la muralla
En el barrio de la catedral, preciosas casas con entramados de madera dejan constancia de su pasado medieval. En el número 17 de la plaza de Valencia, una placa recuerda que en esta casa murió en 1.419, San Vicente Ferrer.
El casco antiguo
Ha sido una tarde magnífica. Ya casi anochece, cuando volvemos a la AC para recorrer los poco más de 30 kmts. que nos separan de nuestro destino de pernocta para esta noche; la esplendida área de autocaravanas de Carnac N 47º35.152´, W 3º04.957´.


Día  1 de agosto
Carnac-Concarneau-Quimper-Punta del Raz

Estamos en Bretaña y contra todo pronóstico sigue sin llover. Los primeros rayos de sol que anuncia una esplendida mañana, pasan entre las ramas de los árboles que cobijan las autocaravanas y nos ponemos en camino para visitar los alineamientos megalíticos de Carnac.
Nos dirigimos primero hacia Le Menec, el principal y más extenso alineamiento. Estacionamos la Ac junto a un par de docenas de compañeros que, dado lo temprano de la hora, se vé que han pasado aquí la noche. El centro de interpretación proporciona al visitante interesante y útil documentación para admirar este grandioso monumento prehistórico, el más extenso del mundo. Aquí más de mil menhires alineados en 11 hileras, han sido "testigos" del paso del tiempo durante más de 5.000 años.
El alineamiento de Kermario, al que vamos desde Le Ménec, posee las piedras más grandes y ofrece al visitante,  la posibilidad de contemplarlas en en circuito circular que rodea todo el conjunto, A mitad de camino, mientras nos asombramos de esta obra del hombre prehistórico, desayunamos un excelente crep con chocolate en una pequeña cafetería/kiosco al borde mismo del campo de menhires.
Alineamiento de menhires en Carnac
Nos alejamos de Carnac,  todavía asombrados por la grandiosidad de los alineamientos, y nos dirigimos nuevamente hacia la N165/E60. Según el navegador, serán casi 100 kmts. por esta carretera paralela a la costa. A lo largo de esta ruta, multiples señales indican las áreas  que  numerosas poblaciones,  ponen a disposición de los autocaravanistas que las visitan. Llegamos a Concarneau y estacionamos en el área que según leo en un poste indicativo, es gratuita durante el día. N 47º52.716´, W 3º55.231´.
Acceso a la Ciudadela
Concarneau tiene para el visitante dos atractivos singulares; uno el puerto, otro la Ciudadela.
Al abrigo de la bahia que forma el estuario del río Moro, un importante puerto pesquero nos indica cual  ha sido históricamente,  la principal actividad económica de los habitantes de esta ciudad. La parte delantera del puerto sirve de atraque a innumerables embarcaciones de recreo, señal inequívoca de como han ido evolucionando hacia el turismo.
En la oficina de turismo situada en el puerto, nos pertrechamos de los correspondientes planos y nos dirigimos hacia la Ciudadela.


Casa en la Ciudadela
El tiempo  ha ido empeorando y cuando traspasamos la puerta que da acceso  a la "ciudad amurallada", la lluvia se hace presente de manera persistente, Sin embargo, esto no nos impide disfrutar de un agradable  paseo por sus calles, especialmente la rue Vauban. Sentados en una terraza, protegidos de la lluvia, tomamos café y creps mientras disfrutamos de una típica tarde bretona.
Muralla en la Ciudadela de Concarneau
Una visita al museo de la pesca, donde se pueden ver artes históricas que los bretones han venido utilizando en sus pesquerías, y vuelta a la autocaravana para dirigirnos a nuestro próximo destino.
Volvemos a la N165/E60 para circular durante algo más de 27 kmts., hasta Quimper. Estacionamos en un parking gratuito, bastante cerca del centro N 47º59.757´, W 4º05.996´.
Plaza con casas entramadas en el casco antiguo de Quimper
Inicialmente habíamos previsto dormir en Quimper, cambiamos de opinión porque ya va anocheciendo y el aparcamiento está bastante solitario. Decidimos que si cuando volvamos a la auto no han llegado otros compañeros autocaravanistas, no pernoctaremos aquí.
Un rápido paseo y enseguida estamos en el casco viejo. La antigua ciudad está situada entre los ríos Odet y Stery y ofrece al visitante un indescriptible paseo por  calles y pequeñas plazas jalonadas de casas que tienen en común,  una fachada de granito y plantas superiores con esplendidos entramados de madera.
Lamentablemente, dado lo tardío de la hora, no podemos visitar la Catedral de Saint-Corentin.  


Torres de la catedral desde la rue Kéréon


Casas características de Quimper
Apuramos lo que nos queda de día paseando por esta bellisima ciudad y volvemos a la auto para comprobar, que como nos temiamos, estamos sólos en este inmenso aparcamiento, por lo que decidimos ir a pernoctar a la Punta del Raz N48º02.202´, W4º43.040´.


Día  2 de agosto
Punta del Raz-Locronan
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¿Como se puede describir una noche estrellada en la Punta del Raz?. Tarea imposible, al menos para mi.
La noche ha sido tranquila y a la vez preciosa. Llegamos tarde y cansados pero lo cierto es que hasta despues de las 12 no nos fuimos a dormir.  El restaurante "casa Pilar" emplazado hoy bajo las estrellas en este  paraje singular, nos ha ofrecido esta noche un exquisito menú realmente casero,  y sólo cuando el fresco enpieza a tornarse en frio, nos recogemos al interior de la autocaravana, donde dejamos algo abierta una de las clarabollas,  para seguir escuchando los sonidos del mar.

Nos levantamos temprano y mientras Pilar termina de prepararse, salgo a estirar las piernas y charlo durante un buen rato, con Jordi, un joven catalan que viaja con su esposa y una cuñada.
Caminamos desde el parking de autocaravanas, hasta el centro de interpretación del parque nacional, donde además varios comercios surten a los visitantes de los más variados recuerdos. Desde aquí, un sendero nos lleva hacia el mirador, desde donde se observa una mágnífica vista del oceano.
Mirador en la Punta del Raz
Al fondo el mítico faro de  La Vieille
A lo largo de todos estos años de viajes en autocaravana, hemos tenido ocasión de visitar los diferentes lugares relevantes de la fachada atlantica de la peninsula Ibérica, desde Tarifa hasta Fisterra; pero ni el Cabo de San Vicente, ni el Cabo da Roca, ni el mismo Fisterra, nos han impresionado tanto como esta Punta del Raz.

Colorida vegetación tierra adentro en la Punta del Raz
Hacia mediodía damos por concluido el más que agradable paseo, y nos dirigimos con la autocaravana a la salida del parking.  Cuando requerimos al empleado para abonar la pernocta, nos llevamos la agradable sorpresa de que lo que creíamos que iban a ser 15€, han sido 6€. En fin, no es mucho pero como no lo esperábamos.
Ponemos rumbo a Plogoff, a escasos cinco,  kmts. para reponer agua y descargar grises   N 48º02.233´,  W 4º39.933´. Como curiosidad, cabe señalar que la borna de esta área sólo funciona con monedas de 2€. 
Despues de comer en la propia AC, salimos para recorrer los cuarenta kmts. que nos separan de Locronan,  nuestro próximo destino. N 48º05.900´, W 4º12.747´.


Hortensias en Locronan
Locronan es un pequeño pueblo que ha sabido conservar todo el sabor medieval. La magnífica área de autocaravanas, está situada a la entrada de la población, de modo que apenas salimos de "casa", ya estamos en estas preciosas calles y plazas. La obligada visita a la iglesia de Saint Ronan y Chapelle du Penity, donde se puede admirar una esplendida vidriera y un café en la bonita Plaza de la Iglesia flanqueada de casas de granito, ocupan un buen rato de nuestro tiempo.


Vidriera en la iglesia de Saint Ronan
El sol casi empieza a ocultarse, cuando vemos un intenso ir y venir de vehiculos, sobre todo furgonetas, y a unos policias que colocan unas vallas con carteles en los que se puede leer "marché d´ etoiles". Enseguida comprendemos que se trata de un mercadillo nocturno, así que volvemos a la auto a sustituir los chubasqueros por alguna ropa de más abrigo, y volvemos a disfrutar de este mercado bajo las estrellas.  Compramos embutidos y quesos de la región  y nos retiramos definitivamente a descansar.
Cenamos en la auto y, una vez más, añoramos la presencia de nuestros buenos amigos Juani y Jesús con los que habitualmente compartimos largas sobremesas.


Plaza de la Iglesia en Locronan
Día  3 de agosto
Locronan-Le Faou-Brest-Carantec

La lluvia no ha cesado durante toda la noche y nos acompañará durante la mañana.
Salimos de Locronan hacia Brest, deteniendonos brevemente en Le Faou.
Le Faou
La parada en Le Faou N 48º17.725´, W 4º10.996´ casi no vale la pena, salvo por la preciosa fotografía en la que Pilar supo captar el contraluz de la torre de la iglesia sobre el cielo poblado de nubes.

Brest
En Brest estacionamos la Ac en un parking cerca del  puerto N 48º23.711´, W 4º26.043´. A escasos cincuenta mts. del parking, se toma el tranvía nº 3,  en  la parada Porte de Plasence, que nos lleva hasta la Plaza de la Libertad, en pleno centro de la ciudad.
Brest es practicamente una ciudad nueva. Los bombardeos y el asedio a que fue sometida durante la II Guerra Mundial, destruyeron casi por completo la ciudad antigua. Amplias avenidas y modernos edificios
en torno a la Avenida de Siam, eje principal de la ciudad,  dan forma en la actualidad a esta importante población portuaria.


Murallas de Brest
Un agradable paseo por el Cours Dajot sobre las murallas, nos permite disfrutar de preciosas vistas sobre la bahía.
Despues de varias noches de pernocta en áreas, hoy nos apetece ir a un camping. En la ruta hacía la Costa de Granito Rosa, nuestro próximo destino, elegimos el camping Las Hortensias N 48º38.974´, W 3º55.252´, cerca de Carantec.


Camping Las Hortensias
Día  4 de agosto
Carantec-Lannion-Tregastel 

Vaciamos grises y químico, reponemos agua y salimos a la D58 para circular por la N12/E50 hasta la D11 que nos llevará a Lannion. Estacionamos en un parking N 48º44.062´, W 3º27.960´.
Como siempre, visita a  la oficina de turismo y dispuestos a "patearnos" la ciudad.

Rio Léguer, en Lannion
Paseo por el casco antiguo y por las inmediaciones del rio que nos ofrece unos bonitos jardines y decidimos
subir a la iglesia de  Brélévenez, en la parte alta, subiendo la formidable escalera de 140 peldaños por la que se accede desde la parte baja.


140 escalones para subir a la  Eglise de Brélévenez
La subida, con algunos descansos para admirar las vistas y hacer fotografías, resulta ciertamente atractiva.
Arriba, sentada a horcajadas sobre un bajo muro de granito  que protege un pequeño cementerio junto a la iglesia, una joven estudiante de bellas artes toma apuntes, paso previo para plasmar en el lienzo los contrastes de árboles verdes y ocres,  y los  colores marrones y grises de los tejados.
Área de Tregastel
Sin nada especial que señalar, llegamos al área de Tregastel N 48º49.429´, W 3º29.953´ donde previo pago de 7,5€ por 24 horas,  nos instalamos para enseguida salir a dar un paseo por este pueblo, que será nuestra puerta de entrada a la Costa de Granito Rosa
Muros de granito rosa en Tregastel
Día  5 de agosto
Tregastel-Treguier-Au Bocage du Lac


Desayunamos en "casa",  y emprendemos la marcha para hacer una ruta a pie por un sendero, que saliendo del mismo área, se adentra por la costa dejando a un lado la playa y al  otro, bosques de pinos entre enormes bloques de granito.
Playa en Tregastel


Castillo sobre una isla cuando sube la marea
Durante más de una hora caminamos por este sendero, sin prisas, recreandonos en cada vista del mar, cada grupo de árboles, cada bloque de granito  incrustado de miles de diminutas piedrecitas que brillan con el sol de la mañana.


Al fondo, Tregastel
Al final del sendero, una urbanización de casas, en su mayoria con jardín y piscina, deja constancia del caracter turístico de esta zona. Desde la urbanización se puede acceder a la carretera, que evitando el rodeo de la playa, hace posible llegar al área más directamente. Nosotros optamos por desandar el camino y volver otra vez por el sendero.
En la playa ante una gran roca de granito
La caminata nos ha abierto el apetito, así que comemos en la Ac y emprendemos la marcha hacia Treguier.
Salimos de Tregastel por la D788 para llegar a la D6 por la que circulamos hasta la D786 por la que llegamos a nuestro destino.
En Treguier aparcamos en la Plaza de la República N 48º47.134´, W 3º14.028´.
Interior de la catedral de Treguier
Treguier es una pequeña ciudad con una gran catedral. Desde la plaza de la República, hasta la plaza Martray donde está la catedral, un intincado laberinto de calles estrechas, nos sirven para tomar contacto con la ciudad medieval.
Sentados en un café frente a la catedral de Saint-Tugdual, hacemos algo de tiempo mientras es la hora de entrar. En el interior de la catedral, al igual que nos ocurriera en Nantes, llama nuestra atención la altura y lo esbelto de las molduras de los pilares.Salimos hacia el claustro cuyos arcos se abren hacia un patio donde reinan las hortensias.
Calle de Tréguier
La tarde ha resultado muy agradable, salvo por la anecdota de que se despegara el asa de la taza del café y tuviera que ir a la Ac a cambiarme de pantalones.
Nuestra previsión es pernoctar esta noche en Dinan, sin embargo ante la duda de si serían buenas las coordenadas del área que teniamos, decidimos quedarnos en un camping en ruta, en este caso el Au Bocarge du lac en N 48º24.120´, W 2º18.985´.
Camping Au Bocarge du lac
Día  6 de agosto
 Bocage du Lac-Dinard

Son las nueve de la mañana y ya hemos recorrido los poco más de 20 kmts. que nos separaban de Dinan. Como nos temiamos, las coordenadas del área que teniamos no eran buenas y despues de dar varias vueltas en torno al centro, por fin encontramos un aparcamiento del que no me atrevo siquiera a dar las coordenadas. Casi milagrosamente, en una calle extramuros pero a escasos docientos mts. de la puerta de Saint Maló, encontramos un espacio  en el que  cabian justo dos turismos, parece que lo han dejado libre expresamente para nosotros, no lo dudamos y allí nos quedamos.
Desde la Ac. se ve la muralla y apenas empezamos a caminar, la puerta de Saint Maló sobre la que ondea el pendón de la ciudad.


Porte Saint-Maló
Entramos al casco antiguo, "la Vieille Ville" y enseguida nos damos cuenta que estamos en una preciosa ciudad. En la oficina de turismo coincidimos con un grupo de españolas,  que muestran una envidia sana cuando les contamos como va transcurriendo  nuestro viaje por Bretaña y lo que tenemos previsto todavia.
De las distintas posibilidades que se nos ofrecen para visitar la ciudad, elegimos empezar recorriendo el casco antiguo, para despues, caminar sobre la muralla y así completar una visión de conjunto.
Rue de Jerzual


 
Preciosa calle al pie de la muralla
Muralla con la basílica de Saint-Sauveur, al fondo
La mañana se nos ha pasado casi sin darnos cuenta. Comemos en un italiano, en una terraza bajo una de esas grandes sombrillas que en estas tierras sirven más para protejer de la llovizna que del sol y proseguimos nuestro periplo. Convenimos los dos que, sólo por ver Dinan merece la pena, para un español del sur, cruzar España y Francia.
Visitamos la Basílica de Saint-Sauveaur y detrás de esta, desde el Jardín Británico, unas preciosas vistas del puerto donde, con los prismáticos, podemos ver el área de   autocaravanas de la que nosotros no teniamos las coordenadas.
Río Rance
Ya casi de noche, salimos de Dinan con la intención de pernoctar en Saint-Maló. Imposible, algunas coordenadas que tenemos son de aparcamientos situados dentro de las murallas, ¡prohibido exepto turismos! Otros en la cercanía del puerto,  exiben a la entrada sendas barreras de altura y cuando por fín, encontramos una explanada en la que han estacionado algunos compañeros autocaravanistas, no cabe un alfiler. Un poco cansados, nos vamos al camping Port Blanc; N 48º38.109´, W 2º04.700´, que será nuestra base para visitar Dinard y Sain-Maló.


Día  7 de agosto
Dinard y Saint-Maló

En la recepción del camping nos informan de los horarios del pequeño barco que une Dinard con Sain-Maló. Caminando desde el camping hasta el puerto, se aprecia el declive de esta ciudad que en el último tercio del s. XIX, pasó de ser un pequeño pueblo de pescadores, a una importante estación marítima para el didfrute de visitantes adinerados.  Mansiones suntuosas y hoteles de lujo, hoy en su  mayoría cerrados, dejan constancia de  su pasado esplendor.
Compramos los billetes, 7€ ida y vuelta, y disfrutando de un día verdaderamente esplendido, nos vamos en el pequeño barquito a visitar la histórica ciudad de Saint-Maló.

De Dinard a Sain-Maló
Saint-Maló desde la bahía
Bajamos del barco y caminamos hacia la muralla. Desde aquí nos llama especialmente la atención, las singulares chimeneas de los edificios, construidas así, según leemos para atemperar los efectos de los fuertes vientos.
Chimeneas características
Entramos  en la ciudad amurallada por la Puerta de Dinan y comprobamos que, al menos para nosotros, no es la mejor época del año para visitar esta ciudad, capital de la turística Costa Esmeralda. Las calles del casco antiguo son un autentico hervidero de gentes. Cientos de personas, con mochilas y cámaras fotográficas al hombro, deambulamos por calles y plazas. Aún así, estamos contentos de haber venido pero si tuvieramos que volver, sin duda lo hariamos en otra época, la primavera quizás. Apartandonos algo de las calles más comerciales, encontramos una pequeña plaza con un bonito jardín, donde con una cierta tranquilidad, podemos sentarnos en una terraza a tomar un café.



Coqueta placita en Saint-Maló




Al igual que hicieramos en Dinan, despues de dedicar un par de horas a pasear por el casco antoguo, subimos a la murala para recorrer el camino de ronda. Según las guias, este recorrido lleva una hora, a nosotros nos llevó algo más de dos.
Pasear por las murallas de Saint-Maló es sin duda alguna, uno de los mayores atractivos de Bretaña.
Las vistas sobre el valle del Rance, sobre Dinard y sobre el mar son espectaculares. Con la marea alta, se tiene desde aquí una privilegiada visión de la Grand Bé, isla situada cerca de la desembocadura del río y donde está la tumba del escritor Chateubriand.


En la muralla
El puerto desde las murallas
Hemos pasado todo   el día en Saint-Maló y lo cierto es que se nos ha hecho corto.
Volvemos a Dinard y ya de noche, antes de regresar a  "casa", nos sentamos en una terraza del Paseo Marítimo a tomar unas cervezas,  mientras comentamos las maravillas del día.


Día  8 de agosto
Dinard -Omaha Beach-Cementerio Americano-Caen

En Saint-Maló damos por concluido nuestro esplendido viaje por Bretaña,  y decidimos hacer una escapada a Normandía, a visitar Omaha Beach y el Cementerio Americano para rendir un pequeño homenaje a quienes dieron su vida por la  libertad en Europa, para posteriormente ir hasta Caen y desde allí, volver a casa.
Salimos de Dinard por la N176/E401 para enlazar con la A84/E03 y después por la D30 a Omaha Beach, N 49º22.201´, W 0º52.787´.
No voy a extenderme aquí sobre las vicisitudes del desembarco, episodio sobradamente conocido y sobre el que existe abundante literaratura e incluso, algunas películas. Si quiero señalar que pisando la arena de estas playas, como caminando por el Cementerio Americano, uno siente una emoción especial, un cierto sobrecogimiento. Sin duda este es un  lugar de memoria para los seres humanos de esta y aquella orilla del Atlántico.


Monumento al desembarco de Normandía en Omaha Beach


Cementerio Americano

La ciudad de Caen ofrece al autocaravanista diferentes opciones de áreas y parkings. Nosotros optamos por el excelente parking para autocaravanas, situado muy cerca del Memorial y muy bien comunicado con transporte público, con el centro  de la ciudad.
Está anocheciendo pero nos apetece ir hasta el centro y sentarnos en alguna terraza a tomar una cerveza. Para mañana dejaremos, las visitas al memorial y a algunos de sus monumentos más representativos.
Memorial de Caen
El Memorial es un museo dedicado a la II Guerra Mundial y en el que han colaborado un buen número de paises. El recorrido por sus salas muestra al visitante los horrores de la guerra y mantiene vivo el recuerdo de lo que nunca más ha de volver a repetirse.
Iglesia de Saint-Étienne, en La Abadía de los Hombres
Estamos cansados. Dejaremos para otra ocasión una visita más sosegada a esta bella ciudad y por hoy, nos contentamos con ir hasta la Abadía de los Hombres, actual ayuntamiento y contemplar la impresionante iglesia de Saint-Etienne.
Esta misma tarde, desde Caen iniciamos la vuelta a casa.
Viajamos sin prisas, alejandonos en lo posible de autopistas y autovías, disfrutando hasta el momento de llegar a Sevilla de esta singular forma que tenemos los amantes de la autocaravana, de entender los viajes.


De vuelta a casa